La desregulación emocional en niños es un desafío común durante el regreso a clases, especialmente en la etapa preescolar. Las nuevas rutinas, entornos y separaciones pueden provocar respuestas emocionales desbordadas. Comprender este fenómeno y cómo abordarlo es fundamental para facilitar la adaptación escolar. Este artículo analiza las causas, signos y estrategias para apoyar a los pequeños en este proceso.
¿Qué es la desregulación emocional en niños?
La desregulación emocional en niños se refiere a la dificultad para gestionar y expresar sus emociones de manera adecuada. En la etapa preescolar, el desarrollo emocional es un proceso en construcción, y cualquier cambio en la rutina puede impactar su capacidad de autorregulación.
Cuando los niños experimentan emociones intensas sin herramientas para manejarlas, pueden manifestar conductas desafiantes, ansiedad o irritabilidad. Todas las emociones nombradas anteriormente son naturales y esperables, debemos como adultos mantener una actitud resolutiva, empática y paciente frente a los niños, ya que somos sus guías, y para ellos es igual de abrumador sentirse así.
Diferencias entre emociones reguladas y desreguladas
Un niño con emoción regulada puede expresar tristeza, enojo o frustración de manera controlada, buscando apoyo en adultos o verbalizando su malestar. En contraste, la emoción desregulada se manifiesta en explosiones emocionales, crisis de llanto, rabietas intensas o aislamiento, lo que dificulta su adaptación al entorno escolar y social.
Es en el entorno escolar donde más suele ocurrir la desregulación, sobre todo al inicio de un nuevo ciclo, o si el niño entra a una nueva institución. La primera pregunta que debemos hacernos frente a una situación de desregulación emocional es ¿qué lo está causando? y luego ¿cómo puedo, yo como adulto, ayudar a mi hijo/alumno a transitar esta situación? En el siguiente párrafo te ayudamos con estas preguntas.
Causas de la desregulación emocional durante el regreso a clases
El inicio de un nuevo ciclo escolar representa un cambio significativo para los niños. Varias razones pueden contribuir a la desregulación emocional en este período.
Ansiedad por la separación
Uno de los principales factores de desregulación emocional en niños es la ansiedad por la separación. La transición de estar en casa con sus cuidadores a permanecer en el jardín infantil puede generar miedo, inseguridad y resistencia a la nueva rutina.
Adaptación a nuevos entornos y rutinas
El regreso a clases implica adaptarse a un entorno distinto, con reglas y horarios específicos. Algunos niños pueden sentirse desorientados o inseguros, lo que impacta su capacidad de autorregulación y adaptación.
Presión social y expectativas
Las interacciones con otros niños y las expectativas del entorno pueden generar estrés. La necesidad de encajar, hacer amigos o responder a las demandas del aula puede sobrecargar emocionalmente a los pequeños, dificultando su regulación emocional.
Signos de desregulación emocional en niños en edad preescolar
Es fundamental identificar los signos de desregulación emocional para intervenir de manera oportuna y brindar apoyo a los niños en este proceso.
Cambios en el comportamiento y estado de ánimo
Los niños pueden manifestar cambios abruptos en su actitud, como irritabilidad, tristeza prolongada o conductas oposicionistas. Estos signos pueden indicar dificultades en su proceso de adaptación emocional.
Problemas de atención y concentración
La dificultad para enfocarse en actividades, distraerse con facilidad o evitar tareas pueden ser indicios de desregulación emocional, reflejando la lucha interna del niño por manejar sus emociones.
Conductas regresivas o desafortunadas
Regresar a hábitos ya superados, como chuparse el dedo, hacerse pipí en la ropa o buscar mayor dependencia de los adultos, es un signo claro de que el niño está lidiando con emociones que no puede regular de manera adecuada.
Estrategias para apoyar a los niños en la regulación emocional
Los educadores pueden implementar diversas estrategias para ayudar a los niños a fortalecer su capacidad de regulación emocional y facilitar su adaptación escolar.
Crear un ambiente seguro y acogedor
Un entorno que transmita seguridad y afecto permite que los niños se sientan cómodos y reduzcan sus niveles de ansiedad. La rutina estructurada y la previsibilidad en las actividades brindan estabilidad emocional.
Fomentar el diálogo sobre emociones
Ayudar a los niños a poner en palabras lo que sienten les permite comprender sus emociones y gestionarlas mejor. Utilizar cuentos, juegos y dinámicas grupales favorece el reconocimiento y la expresión emocional.
Utilizar técnicas de respiración y relajación
Enseñar técnicas de respiración profunda, pausas activas o ejercicios de relajación ayuda a los niños a calmarse y manejar situaciones de estrés, promoviendo la autorregulación.
La importancia de la colaboración entre educadores y familias
El acompañamiento emocional de los niños requiere un trabajo conjunto entre el jardín infantil y el hogar. La comunicación y la cooperación entre ambas partes son clave para fortalecer la regulación emocional de los pequeños.
Comunicación efectiva entre jardín y hogar
Mantener un canal abierto de comunicación con las familias permite compartir información sobre el estado emocional del niño y coordinar estrategias para brindar un apoyo coherente y efectivo.
Actividades conjuntas para fomentar la regulación emocional
Organizar talleres, charlas o actividades en las que las familias participen activamente fortalece el vínculo entre el hogar y el jardín, promoviendo un entorno emocional estable para el niño.
Ejemplos de apoyo desde casa
Fomentar la expresión emocional en el hogar, reforzar rutinas y validar los sentimientos del niño son acciones que las familias pueden implementar para facilitar su adaptación emocional en el jardín infantil.
Conclusión
La desregulación emocional en niños durante el regreso a clases es un fenómeno común que requiere atención y estrategias específicas. La adaptación emocional es un proceso en el que educadores y familias deben trabajar en conjunto, brindando herramientas a los niños para fortalecer su bienestar emocional. Con un enfoque adecuado, es posible ayudarles a desarrollar habilidades de autorregulación que les permitan enfrentar los desafíos del entorno escolar con mayor confianza y seguridad.
