Las habilidades socioemocionales en la infancia son una pieza central del desarrollo integral, y como directora o educadora sabes que impactan directamente en la convivencia del aula.
En un contexto donde los niños necesitan más acompañamiento emocional que nunca, trabajar estas habilidades desde temprano se vuelve imprescindible, pero ¿cómo acompañarlos de forma clara, práctica y cercana sin sumar más carga a tu día? En este artículo encontrarás un enfoque simple para lograrlo.
¿En qué edad se comienzan a trabajar las habilidades socioemocionales en la infancia?

Las habilidades socioemocionales en la infancia comienzan a desarrollarse desde los primeros meses de vida, cuando los niños comienzas a reaccionar con sonrisas, reconocer a quienes los cuidan y verbalizar sus emociones.
A partir de los 3 años y medio los pequeños ya muestran señales claras de empatía, frustración y curiosidad social, es por esto que la etapa preescolar es tan importante para ellos, ya que gracias a la convivencia con otros comienzan a entender y desarrollar mejor sus emociones.
Por eso, cuanto antes generes espacios guiados, más natural será para ellos expresar lo que sienten y construir vínculos positivos. Si lo trabajas de manera continua, vas a notar cambios visibles en pocas semanas.
Importancia de las habilidades socioemocionales
Las habilidades socioemocionales en la infancia permiten que los niños se sientan seguros, comprendidos y capaces de manejar sus emociones. Cuando esto sucede, el aula se vuelve un ambiente más tranquilo y predecible.
Además, desarrollar estas habilidades impacta directamente en la confianza, la comunicación y la autonomía.
Un punto importante: cuando el aula integra estrategias socioemocionales, también mejora la relación con las familias. Ellas ven avances claros, entienden el proceso y reconocen el trabajo pedagógico que realizás día a día.
4 ideas para trabajar las habilidades socioemocionales en la infancia dentro del aula

A continuación encontrarás estrategias simples, prácticas y aplicables a cualquier grupo. Todas pueden incorporarse sin recargar tu planificación. Te recordamos que para estos escenarios funcionen, primero debemos aplicar un sistema de contención y empatía con las emociones de nuestras docentes, es decir, desde ellas empieza el ambiente de desarrollo emocional, educadoras contentas= jardín próspero.
1. El rincón de las emociones
Crea un espacio del aula dedicado reconocer y expresar emociones. Puedes incluir láminas, peluches o tarjetas con gestos.
Invita a los niños a elegir la emoción que sienten cuando llegan, en momentos de conflicto o luego de una actividad intensa. Esto les permite poner en palabras algo que muchas veces no logran expresar.
El secreto está en la constancia: cuanto más lo practiquen, más natural será para ellos identificar cómo se sienten.
2. Historias que enseñan a reconocer emociones
Las historias son una herramienta poderosa para trabajar las habilidades socioemocionales en la infancia porque ayudan a los niños a ver reflejado lo que viven.
Lee cuentos que incluyan personajes con diferentes emociones y abre la conversación con preguntas simples: «¿Qué piensas que sintió?”, “¿Qué podríamos hacer para ayudarlo?”
Este ejercicio estimula la empatía y genera diálogos profundos incluso en niños muy pequeños.
3. Juegos cooperativos para resolver conflictos
Los juegos cooperativos ayudan a practicar el respeto, la espera, el trabajo en equipo y la escucha activa.
Puedes usar dinámicas cortas como pasar la pelota para turnarse al hablar, mover objetos en equipo o resolver pequeños desafíos en grupo. Estas actividades dan resultados rápidos y transforman el clima del aula.
Además, estos juegos permiten intervenir de manera positiva cuando surge un conflicto real, guiando a los niños a encontrar alternativas sin imponerlas.
4. Rutinas para expresar emociones todos los días
Incorpora momentos fijos del día para que los niños expresen cómo se sienten: al iniciar la jornada, después del recreo o antes de irse.
Puedes usar tarjetas, un tablero de estados de ánimo o simples preguntas guiadas. Lo importante es que entiendan que expresar emociones es parte natural de la vida escolar.
Estas rutinas fortalecen la confianza y ayudan a los niños a sentirse escuchados.
Conclusión
Las habilidades socioemocionales en la infancia son un pilar esencial para el desarrollo integral y el bienestar dentro del aula. Cuando las trabajas de manera intencional, no solo ayudás a los niños a gestionar emociones: también creás ambientes más armónicos, seguros y conectados.
Construir una cultura socioemocional sólida es un camino que se recorre paso a paso. ¿El primer paso? Incorporar estas ideas en tu aula y observar cómo se transforman las dinámicas de cada día.

